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Frontera Biotecnol%u00f3gica | N%u00b0 31 mayo - agosto 202536ISSN: 2448-8461En los %u00faltimos a%u00f1os, los jabones artesanales elaborados con extractos naturales han ganado una notable popularidad en M%u00e9xico, tanto entre consumidores que buscan productos m%u00e1s amigables con su piel, como entre emprendedores que encuentran en su fabricaci%u00f3n una opci%u00f3n creativa y rentable. Su elaboraci%u00f3n puede realizarse mediante saponificaci%u00f3n en fr%u00edo o en caliente, lo que permite una gran versatilidad en el uso de ingredientes y en las propiedades cosm%u00e9ticas del producto final.M%u00e1s all%u00e1 de su valor est%u00e9tico y artesanal, estos jabones destacan por incorporar compuestos bioactivos como los polifenoles, presentes en extractos vegetales, que act%u00faan como antioxidantes naturales capaces de combatir el da%u00f1o oxidativo y retrasar el envejecimiento cut%u00e1neo (Rambabu et al., 2020). La calidad del jab%u00f3n tambi%u00e9n est%u00e1 determinada por los %u00e1cidos grasos presentes en los aceites utilizados, ya que estos influyen directamente en su dureza, textura, capacidad de formaci%u00f3n de espuma y suavidad al tacto (Febriani et al., 2021).Este art%u00edculo ofrece una visi%u00f3n integral sobre la evoluci%u00f3n del jab%u00f3n, los m%u00e9todos tradicionales de fabricaci%u00f3n artesanal, la relevancia de los %u00e1cidos grasos en su formulaci%u00f3n y el potencial de los antioxidantes naturales como aditivos funcionales. Se analizan tambi%u00e9n los desaf%u00edos que plantea su incorporaci%u00f3n, como la estabilidad durante el curado, y se destaca la necesidad de m%u00e1s estudios que respalden cient%u00edficamente sus beneficios a largo plazo en la salud de la piel.INTRODUCCI%u00d3NLA HISTORIA DEL JAB%u00d3NEl jab%u00f3n ha acompa%u00f1ado a la humanidad por m%u00e1s de 3,000 a%u00f1os, aunque su origen exacto es incierto. Los primeros registros escritos datan del 2800 a.C. en Babilonia, donde se usaba una mezcla de grasas y cenizas para limpiar textiles y con fines medicinales. Una leyenda romana sugiere que fue descubierto accidentalmente en el Monte Sapo, cuando las grasas animales de los sacrificios se mezclaron con cenizas y fueron arrastradas por la lluvia, creando una sustancia jabonosa en las orillas del r%u00edo T%u00edber (Routh et al., 1996).El t%u00e9rmino \1881);(P&G, 1990);(Routh et al., 1996), nombre que los celtas daban a su mezcla de grasa animal y cenizas vegetales. Aunque griegos y romanos prefer%u00edan los aceites para el aseo personal, eventualmente adoptaron la t%u00e9cnica jabonera de los pueblos del norte de Europa (Heredity, 1891). Durante la Edad Media, la fabricaci%u00f3n de jab%u00f3n evolucion%u00f3 a partir de la cocci%u00f3n de grasas y cenizas en agua, manteni%u00e9ndose como un proceso artesanal y dom%u00e9stico en diversas culturas.El auge de la jaboner%u00eda en Europa comenz%u00f3 entre los siglos VII y IX en regiones como Italia y Espa%u00f1a entre los a%u00f1os 700 y 800 d.C, con la aparici%u00f3n del c%u00e9lebre jab%u00f3n de Castilla, elaborado a base